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¿Conoces la historia de tu altar de muertos?

Gran Atrio

Cada año, en México, millones de familias se reúnen para montar un altar de muertos que honra a quienes ya no están físicamente con nosotros, pero siguen presentes en la memoria. Más allá de ser una tradición, el altar es un lenguaje lleno de símbolos, colores, aromas y significados que nos conecta con nuestra historia.

En Gran Atrio, como parte de nuestro compromiso con la cultura y la comunidad, también levantamos un altar cada Día de Muertos. Se coloca en el atrio de la plaza, bajo el árbol de aguacate, como un espacio abierto a todos para recordar, reflexionar y compartir.

El origen del altar de muertos

La práctica de honrar a los difuntos tiene raíces prehispánicas. En culturas como la mexica, maya y purépecha existía la creencia de que los muertos podían regresar al mundo de los vivos durante ciertos días del año. Con la llegada de los españoles, estas costumbres se fusionaron con el calendario católico del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos (1 y 2 de noviembre).

De esta mezcla nació el altar de muertos como lo conocemos hoy: un mosaico cultural que une lo indígena y lo cristiano, y que hoy es uno de los símbolos más representativos de la identidad mexicana.

Los niveles del altar y su significado

No todos los altares son iguales: algunos tienen dos niveles, otros tres o incluso siete. Cada uno posee un significado espiritual:

  • Dos niveles: representan el cielo y la tierra.
  • Tres niveles: simbolizan el cielo, la tierra y el inframundo.
  • Siete niveles: guían al alma a través de las etapas necesarias para alcanzar el descanso.

Nada se coloca al azar: cada detalle forma parte de un lenguaje lleno de sentido.

Elementos esenciales del altar

Un altar tradicional combina objetos que evocan tanto lo material como lo espiritual:

  • La fotografía de la persona a quien se dedica.
  • Las flores de cempasúchil, que con su color y aroma guían a las almas.
  • El pan de muerto, como símbolo de fraternidad y ofrenda.
  • El agua, que refresca al espíritu tras su viaje.
  • Las velas, que iluminan el camino de regreso.
  • El copal o incienso, para purificar y elevar las oraciones.
  • La sal, signo de protección.
  • Los alimentos y bebidas favoritas del difunto, porque recordar también es saborear lo compartido.

Cada objeto se convierte en un puente entre quienes partieron y quienes permanecemos.

Un altar que une a la comunidad

Más allá de los hogares, los altares se han vuelto un acto colectivo. Escuelas, museos y plazas los erigen como espacios de diálogo entre generaciones. Montarlos es compartir historias y afirmar que la memoria también se construye en comunidad.

En el atrio de nuestra plaza, el altar bajo el árbol de aguacate no solo honra a los ausentes; también celebra la riqueza cultural que nos une. Quien lo visita encuentra un reflejo de identidad y pertenencia.

Ven a verlo en Gran Atrio

Este fin de octubre, el atrio se transforma en un lugar de homenaje y tradición. El altar, cuidadosamente decorado, invita a detenerse, reflexionar y sentir la fuerza de la cultura viva.

En Gran Atrio te esperamos este 31 de octubre y durante los primeros días de noviembre para recorrerlo en familia, admirar los detalles y sumarte a esta tradición que nos recuerda que la vida se celebra manteniendo presentes a quienes amamos.

Memoria viva

El altar de muertos no es solo un objeto decorativo; es un acto de amor. Cada vela encendida, cada flor de cempasúchil, cada platillo colocado nos dice que nuestros seres queridos siguen presentes.

Compartirlo en un espacio común nos recuerda que la tradición no se pierde: se transforma y se multiplica. Por eso, te invitamos a vivir esta experiencia en Gran Atrio, donde el altar se convierte en memoria viva.

Fuentes utilizadas para la realización de este blog:

  • Secretaría de Cultura de México – Tradiciones del Día de Muertos.
  • INAH – Significado de los altares. -UNESCO – Patrimonio cultural inmaterial: Día de Muertos en México.
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