Amar debe ser un acto de total libertad, uno no decide de quién se enamora, pero sí decide a quién amar. Es una decisión personal, que, si bien es influenciada por muchos aspectos que nos rodean, no debe ser reprimida. El amor es todo aquello que mueve al mundo, al ser un concepto muy subjetivo en cualquier cosa, lugar o persona podría haber amor.
Con el tiempo las formas de amar han evolucionado y cambiado, existen aquellas que queremos erradicar como el hecho en donde la mujer sufre de violencia y de humillaciones y todo está justificado en nombre del “amor”, y otras que son mal vistas por gente prejuiciosa que no quiere aceptar que somos libres de amar a quien queramos.
El amor igualitario es el derecho y la libertad de una persona de amar y casarse con otra persona sin importar su género, preferencia sexual, identidad, aspecto físico, etnia y nacionalidad. Es decir, que no existan discriminaciones o impedimentos para poder ejercer su amor con su pareja. Y a pesar de que, con el tiempo, las prohibiciones han disminuido, aún hay países y comunidades en donde, por ejemplo, las personas homosexuales no pueden contraer matrimonio.
Y es aquí cuando nuestros valores deben salir a la luz, debemos ser conscientes que muchas personas no están de acuerdo, por sus creencias religiosas o porque se encuentran cegados por el racismo y el odio, sin embargo, debemos respetar la decisión de aquellos que no hacen daño a nadie y que por el contrario solo quieren compartir su vida con la persona amada.
En México, el matrimonio igualitario es permitido en 26 entidades federativas de 32 que son en total, así mismo en Puebla se legalizó en noviembre de 2020 cosa que llena de orgullo pues habla del progreso que como Estado que logramos poco a poco. Y es que legalmente no permitir el matrimonio igualitario atenta con los derechos humanos y además no permite que las personas que tienen una relación de tiempo con sus parejas tengan los mismos derechos que un matrimonio heterosexual.
¿Quiénes somos nosotros para juzgar? y peor aún ¿quién es el gobierno para impedir que una persona se case con otra?, sobre todo si no existe algún impedimento genético o se cometa algún delito. Todos somos libres de amar y de formar una familia con quien queramos, nadie tiene el derecho de perpetuar nuestra felicidad y sobre todo si yo como persona no estoy de acuerdo, simplemente me queda respetar las decisiones que no son mías.
“Amor es Amor y que nadie se meta”