El ajolote mexicano, ambystoma mexicanum o el axolotl, nombre proveniente de la leyenda del Dios Azteca del fuego y el rayo, es una salamandra con características especiales que impresiona a más de uno. Este tiene la capacidad de regenerar sus extremidades perdidas y mantenerse “joven” a lo largo de su vida. A diferencia de otras salamandras que sufren metamorfosis, los ajolotes nunca superan su etapa larval y juvenil, un fenómeno llamado neotenia.
En la actualidad, existen millones de ajolotes en el mundo. Lamentablemente, la mayoría de ellos viven en hábitats precarios en tiendas de mascotas y acuarios domésticos, ya que de unos años para acá, se han convertido en mascotas exóticas populares.
Sin embargo, en la naturaleza, los ejemplares de ajolote son clasificados como especies en peligro crítico de extinción por la rápida urbanización, contaminación y la venta ilegal de sus ejemplares.
Esta crisis de extinción es otro ejemplo de la destrucción de la biodiversidad de nuestro planeta: el sistema de soporte vital para la humanidad. Es la biodiversidad la que sustenta el sistema alimentario mundial, mantiene la calidad del aire, el agua dulce y los suelos, regula el clima, proporciona la polinización y absorbe las emisiones de carbono.
Los ajolotes también son un tema de investigación común para los biólogos y expertos en el área, gracias a su capacidad para regenerar las extremidades, corazones, las médulas espinales e incluso partes de sus cerebros perdidos o dañados, todo sin cicatrices permanentes.
Entre los esfuerzos emprendidos para la conservación de esta mágica especie, destaca el Plan de Rescate Ecológico de Xochimilco, iniciado en 1989, del que es parte el proyecto de “Conservación del ajolote mediante su cultivo y siembra en el Parque Ecológico de Xochimilco” auspiciado por la CONABIO que busca preservar la especie.
¿Conocías a este mítico personaje de la fauna mexicana? ¡Platícanos!