El Fast Fashion o la “moda rápida” es un término que se ha utilizado en la industria de la moda para nombrar aquellas tendencias de vestimenta que aparecen por periodos de tiempo muy breves y desaparecen para dar entrada a otras nuevas. Este término y sobre todo este tipo de moda comenzó a tener mucho poder a partir de los años 90`s y con el tiempo fue aumentando considerablemente.
Esto favoreció a la industria textil y de moda, pues al ser tendencias que duran poco, existe mayor demanda de los consumidores que siempre desean estar a la última moda. Hubo bastantes factores que influenciaron el crecimiento del Fast Fashion, uno de ellos es la suma de las celebridades, artistas y pioneros de la moda que inspiran a las chicas, y hombres también a mantenerse actualizados. Es una forma de pertenecer, cosa que el ser humano, al ser social es lo que siempre busca.
Sin embargo, hay muchas contras de este tipo de moda, como, por ejemplo, el golpe económico a los consumidores, el dinero que gastan en ropa es realmente considerable, y no olvidemos lo más importante, el impacto ambiental que conlleva fabricar tantas prendas de diferentes estilos en períodos muy reducidos, y sumándole a esto, la cantidad de basura que se genera al desechar las prendas. Es por ello, que este tipo de moda ha sido preocupación constante de ecologistas que han volteado sus ojos para detener este fenómeno social.
Recientemente un caso muy sonado y popular fue el de la empresa de ropa Shein, que justamente está alineada al consumo de “moda rápida”. Cada día y semana puedes encontrar nuevas tendencias que te hacen consumir y consumir sin control, pues aparte, en un principio, era moda a muy bajo costo. Con el tiempo los precios han ido aumentando, y también, quejas de clientas que afirmaban que no siempre todo es de buena calidad o las tallas eran equivocadas, lo que aumentaba el comprar por comprar.
Los números son realmente perturbadores: se estima que tan solo en México se consumen 1700 toneladas de ropa al año, y a su vez, en ese mismo periodo de tiempo se desechan más de 200 toneladas de prendas, las cuales, en su mayoría van a dar a la basura. Y si nos ponemos a indagar todas las industrias utilizan agua para operar, y tan solo para sacar un kilo de algodón se requieren más de 10,000 litros de agua. Razón suficiente para pensar cada vez más en un consumo responsable.
Lo bueno es que este caso ayudó a que se concientizara sobre el consumo de moda, no se pretendía que las personas dejaran de consumir cierta marca, sino que su adquisición fuera de manera más responsable. Con esto se ha puesto más empeño en el reciclaje de prendas de vestir y el second hand o “segunda mano” que le da la oportunidad a otra persona a utilizar una prenda en buen estado pero que antes ya tuvo dueña y con ello sacarle el máximo provecho a esta.
Es así como empieza el descenso gradual del Fast Fashion, pues las recomendaciones son donar, regalar o vender a bajo costo prendas que ya no utilizamos para que otras personas las aprovechen y poco a poco se unen más personas a esta increíble iniciativa. ¡Únete y sácale el mejor provecho a la moda!
Escrito por Ivonne Navarrete