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Cuida a tus mascotas: di no a la pirotecnia

Comunidad

Estamos entrando a la recta final del año. Las celebraciones de posadas, cenas navideñas y fin de año se aproximan y con ellas, los temibles y nada necesarios fuegos artificiales. Hoy queremos hablarte de los efectos dañinos de la pirotecnia en nuestras mascotas y la vida salvaje.

Un riesgo real para los animales

Los animales domésticos, como los gatos y perros, experimentan sonidos con una intensidad mayor que los humanos. Los fuegos artificiales aparecen para ellos como un ruido discordante sin previo aviso. De acuerdo a estudios hechos por rescatistas de animales, más del 50% de los perros tienen miedo a la pirotecnia.

Durante la detonación de pirotecnia, los animales que se asustan mientras estaban en un estado de relajación pueden experimentar ansiedad, llevándolos a esconderse, correr, llorar o huir al ser incapaces de procesar lo que está sucediendo. Muchos de ellos no podrán encontrar un refugio seguro.

Los peligros también son graves para la fauna silvestre y salvaje, como las aves, ardillas, ranas y peces. Durante la explosión de los fuegos artificiales, los pájaros que descansan cerca huyen con miedo en masa de los árboles y estanques.

Algunas aves han volado tan lejos hacia el mar, tratando de buscar refugio y paz, que es físicamente imposible regresar a tierra con vida. La pirotecnia también puede hacer que las aves choquen contra edificios, ventanas y crear desorientación en parvada.

¡No celebremos el daño hacia la vida animal!

Afortunadamente, algunas comunidades, poco a poco están tomando medidas y explorando alternativas a los fuegos artificiales convencionales. Sin embargo, las acciones individuales no son suficientes para mitigar los efectos dañinos de los fuegos artificiales en los animales domésticos y salvajes.

Cuanto más se plantee esta cuestión, más probable que esta práctica dañina sea reemplazada por alternativas que sean más respetuosas y genuinamente alegres. El daño a nuestros seres peludos debería evitarse, no celebrarse.

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